Con la renuncia forzada por un escándalo de corrupción, José Carlos Cardona se sumó a una larga lista de altas y bajas registradas en el gabinete de la presidenta Xiomara Castro, en un goteo político que ha ido moldeando -o deformando- un gobierno que inició con aires de coalición y concluye atrincherado con su militancia.

De acuerdo con el artículo 245 de la Constitución Política, en el Presidente (a) recae la facultad de dirigir la política general del Estado, así como nombrar y separar a los secretarios y subsecretarios de las diferentes carteras. Sin embargo, en la real política, esa decisión se basa en consideraciones prácticas, afinidades y cuotas de poder, más que en ideologías.

Subrayando: No siempre se trata de lo que el gobernante desea, sino de lo que conviene a sus intereses y del partido político que lo respalda. En ese sentido, dos hechos influyeron en la confección del primer gabinete de 37 miembros: primero, la alianza electoral con el Partido Salvador de Honduras, que obligó a incorporar algunos ministros de esa filiación, y, segundo, la insubordinación política de Jorge Cálix en el Congreso Nacional que convirtió la lealtad al clan Zelaya en un requisito indispensable para cualquier nombramiento.

Cuando horas antes de tomar posesión la presidenta Castro anunció la nómina de sus principales colaboradores, los únicos refuerzos externos fueron el doctor José Manuel Matheu (Secretaría de Salud) y Pedro Barquero (Secretaría de Desarrollo Económico), ambos del partido Salvador de Honduras (PSH). A ellos se sumó el Doctor Edmundo Orellana Mercado, un prestigiado liberal que a título personal aceptó ser Secretario de Transparencia. No hubo más concesiones integracionistas. El resto de ministros tenía marcado el sello de Libre.

Sin embargo, en política no hay dos sin tres y otro actor apareció en escena. Los llamados “colectivos de LIBRE” aceptaron a regañadientes que hubiera ministros de otra afiliación partidaria e incluso que se nombrara a figuras de dudosa militancia, como el propio Cardona, pero con una condición: de los ministros para abajo, la administración pública les pertenecía por derecho de calle.

Para el 2021 el registro de empleados públicos en el país ascendía a 209,703 puestos de trabajo y en las bases de LIBRE la presión por apoderarse de ellos era intensa. De hecho hubo un reparto sectorial de instituciones entre los colectivos y una de los más apetecidas era la Secretaría de Salud, con unas 14,801 plazas en nómina.

Matheu resistió hasta enero de 2024 cuando interpuso su renuncia irrevocable y siguió los pasos de su correligionario Pedro Barquero, quien dejó su cargo de ministro de Desarrollo Económico en abril de 2023.

A Barquero no lo sacaron los activistas de LIBRE, sino sus diferencias de fondo respecto a la política económica del gobierno, en especial con la Ley de Justicia Tributaria, llegando a enfrentarse públicamente con el entonces titular del Servicio de Administración de Rentas (SAR), Marlon Ochoa.

Poco después de Barquero, el 1 de agosto de 2023, renunció el doctor Orellana Mercado a la Secretaría de Transparencia. En su caso no fueron los activistas quienes forzaron su salida, sino que altos dirigentes de LIBRE. Orellana Mercado había trabajado por varios meses sin presupuesto debido a continuas dilaciones de la Secretaría de Finanzas, en ese entonces encabezada por la abogada Rixi Moncada, actual candidata presidencial oficialista.

Orellana Mercado únicamente intentó hacer bien su trabajo, pero su posición se volvió insostenible luego de que la Secretaría a su cargo divulgó un par de informes sobre posible violación a la Ley de Contratación del Estado por parte del Comisionado Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (CONDEPOR) y la Secretaria de Planificación Estratégica. El problema fue que implicó a figuras que le superaban en influencia política.

En los casos de Matheu, Barquero y Orellana Mercado algo quedó claro: la presidente haría todo lo posible para alinear al gobierno con las directrices de su partido, aunque eso significara apoyar a los colectivos y abandonar a sus ministros. Visto en la perspectiva del tiempo, hubo una cierta perdida de legitimidad y de previsión con aquella decisión presidencial.

La baja del Doctor Orellana Mercado fue especialmente sensible. Su trabajo era prevenir la corrupción ministerial, fortalecer la transparencia y rendición de cuentas, mejorar la gestión de recursos públicos y fomentar una ciudadanía con acceso a mecanismos de denuncia seguros y eficaces. Hay una pregunta que nunca tendrá respuesta, pero debe formularse: ¿con una Secretaría de Transparencia fortalecida y con el respaldo político de la mandataria habría ocurrido el desastre de SEDESOL?

Lo indudable es que el alineamiento partidario de los ministros no trajo gobernabilidad al interior de los mismos y tampoco logró que el gabinete tuviera la cohesión y estabilidad necesaria para una buena gestión.

Los cambios, remociones y ajustes ministeriales siguieron ocurriendo por diferentes razones, entre ellas: abuso de autoridad, conflictos laborales, malos manejos y campañas electorales. En un breve recuento histórico destacan los siguientes:

Secretaría de la Presidencia: Rodolfo Pastor de María y Campos renunció en junio de 2024 y fue sustituido por Sarahí Cerna, ex titular de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social.

Secretaría de Relaciones Exteriores: Eduardo Enrique Reina se sumó en mayo 2025 a la candidatura presidencial de su partido y fue reemplazado por Javier Bú Soto.

Secretaría de Finanzas: Inició Rixi Moncada, hasta enero 2024 cuando la sustituyó Marlon Ochoa, quien nueve meses después fue trasladado al Consejo Nacional Electoral (CNE) y reemplazado por Cristian Duarte.

Secretaría de Defensa: Manuel Zelaya Rosales renunció en agosto de 2024, en pleno escándalo de un narco vídeo que involucraba a su papá, y lo sustituyó Rixi Moncada hasta mayo de 2025, cuando pasó esa cartera a manos de la presidenta Castro.

Secretaría de Desarrollo Económico: Pedro Barquero cedió su lugar en julio de 2023 a Fredis Cerrato.Secretaría de Seguridad: el ministro inicial fue el general Ramón Sabillón, quien en junio de 2023 cedió su puesto al Comisionado Gustavo Sánchez Velásquez.

Secretaría de Transparencia: en junio 2023 su titular Orellana Mercado cedió su lugar a Jaime Reynaldo Turcios (julio 2023 – octubre 2024) y finalmente éste a Sergio Vladimir Coello.

Secretaría de Trabajo y Seguridad Social: la ya mencionada Sarahí Cerna fue sustituida por Wilmer Fernández.

Secretaría de Infraestructura y Transporte: inició Mauricio Ramos y concluye su gestión Octavio Pineda.

Quizá el cambio más paradójico ocurrió en la Secretaría de Derechos Humanos donde la ministra Natalie Roque fue acusada por sus empleados de violarles sus derechos humanos y laborales. Esta situación afectó la imagen del gobierno y volvió insostenible su permanencia por lo que fue reemplazada inicialmente por Angélica Álvarez y luego por Héctor Longino Becerra.

En suma, pese a que renunciar a un cargo es un derecho personal, la mayoría de los casos encubren conflictos políticos, irregularidades administrativas o ambiciones de poder que supeditan las prioridades del país a intereses individuales o de grupo, sin importar las consecuencias que generen.

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