A pesar de estar encarcelado en Estados Unidos tras ser condenado por delitos de narcotráfico, el expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández (JOH), continúa siendo una figura central en el escenario político del país. Así lo destacó Edmundo Orellana, exministro de Transparencia y ex fiscal general, quien señaló que la influencia de Hernández no ha disminuido, sino que persiste como un elemento dominante en el debate público nacional.

En un mensaje publicado en su cuenta de X, Orellana enfatizó la relevancia actual de Hernández: “Al finalizar el año 2024, no podemos desconocer que, a tres años de su ausencia, JOH sigue vigente en la política nacional, sea porque el gobierno lo recuerda a diario, porque hay quienes aún lo ven como el adversario a vencer”.

Hernández, quien lideró el país entre 2014 y 2022, fue extraditado a Estados Unidos en abril de 2022 y declarado culpable en marzo de 2023 por cargos relacionados con el narcotráfico. Sin embargo, su encarcelamiento no ha limitado su impacto político en Honduras.

Según Orellana, la figura de JOH permanece como un eje central en la política hondureña, lo que evidencia las carencias estructurales y la falta de renovación en la clase dirigente. “Que la figura central de la política nacional sea JOH, es síntoma inequívoco de la mala salud de nuestra clase política”, declaró.

La vigencia del exmandatario se manifiesta en dos aspectos principales: el uso recurrente de su legado como argumento por parte del actual gobierno para justificar las dificultades que enfrenta, y su relevancia entre sectores que impulsan la candidatura de su esposa, Ana García de Hernández, o que temen su eventual retorno al país.

El gobierno de Xiomara Castro ha hecho de Hernández una referencia constante en su discurso, tanto para señalar los problemas heredados como para justificar las acciones emprendidas durante su gestión. En escenarios internacionales, Castro ha destacado las condiciones adversas en las que asegura haber recibido el país tras la administración de JOH.

Sin embargo, esta narrativa ha generado críticas en diversos sectores, que perciben un exceso en la dependencia del gobierno actual respecto al legado de Hernández. Analistas políticos advierten que esta estrategia ha comenzado a desgastar la relación entre el gobierno y la ciudadanía, que exige soluciones concretas a las problemáticas actuales.

La influencia de JOH no solo refleja el impacto de su figura, sino también las limitaciones de la clase política para superar la polarización y construir un debate orientado hacia el futuro. Para Orellana, la persistencia de Hernández en el centro del discurso político es un indicativo de los desafíos estructurales que enfrenta el país.

“Que la figura central de la política nacional sea JOH, es síntoma inequívoco de la mala salud de nuestra clase política”, concluyó.

La permanencia de Hernández como un referente clave en la política hondureña plantea interrogantes sobre la capacidad de los líderes actuales para avanzar hacia una agenda de cambio y reconciliación. Mientras tanto, el nombre de JOH sigue resonando, no solo como parte de un pasado controvertido, sino también como un actor que continúa marcando el presente.

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