La viruela del mono ha vuelto a encender las alarmas en el sistema de salud hondureño, con la confirmación de tres nuevos casos en menos de siete días, luego de más de un año sin registros de la enfermedad. Esta reaparición se produce en un momento crítico, ya que el país enfrenta además brotes activos de influenza, COVID‑19 y otras infecciones respiratorias.
Los primeros dos casos de este 2025 fueron confirmados el sábado 19 de julio en el departamento de Cortés. Ambos pacientes son hombres y residen en los municipios de Omoa y Villanueva. Se trató de los primeros contagios registrados en más de un año, tras un 2023 con alrededor de 30 casos, pero sin reportes posteriores.
Días después, el viernes 25 de julio, se confirmó un tercer caso, esta vez en Tegucigalpa. El paciente acudió al área de oftalmología del Hospital San Felipe por una consulta rutinaria, donde los médicos notaron lesiones sospechosas en la piel. De inmediato se activaron los protocolos clínicos y se le realizó una biopsia dermatológica que confirmó la presencia del virus.
Como medida preventiva, las autoridades del hospital suspendieron temporalmente las cirugías oftalmológicas y ordenaron la descontaminación de los quirófanos. El paciente fue trasladado al Hospital del Tórax, donde permanece bajo vigilancia en el área de infectología.
La viruela del mono también conocida como mpox, es una enfermedad viral que puede causar fiebre, erupciones dolorosas en la piel, inflamación de ganglios linfáticos, fatiga, cefalea y dolores musculares. Aunque su letalidad es baja (inferior al 1 %), su aparición genera preocupación por su posible expansión en comunidades vulnerables.
La Secretaría de Salud ha llamado a reforzar las medidas de bioseguridad en centros de salud y a estar atentos ante cualquier síntoma sospechoso. La vigilancia epidemiológica también ha sido fortalecida para contener cualquier posible cadena de transmisión.
Con este panorama, Honduras vuelve a enfrentar un escenario complejo en materia sanitaria, donde las enfermedades reemergentes exigen respuestas rápidas y coordinadas para evitar una sobrecarga en los servicios hospitalarios.