El gobierno de México anunció la aplicación de un arancel del 50 % a los automóviles importados desde China, principalmente vehículos eléctricos, tras presiones del gobierno de Estados Unidos para proteger la industria norteamericana y evitar prácticas de competencia desleal. Según el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, la medida busca fortalecer la industria nacional y asegurar la competitividad del sector automotriz mexicano.
Aunque el enfoque inicial es China, las autoridades mexicanas han señalado que podrían considerar aranceles similares para otros países de Asia cuyos productos puedan afectar la producción local mediante prácticas de dumping. La aplicación de estas medidas se hará bajo criterios específicos, buscando equilibrar el comercio internacional sin afectar relaciones multilaterales.
Expertos en comercio internacional advierten que la imposición de este arancel podría tener impacto en la industria automotriz global, dado que México forma parte de cadenas de suministro internacionales y es un importante exportador de vehículos y autopartes. La medida podría modificar la dinámica de importaciones y exportaciones entre México, China y otros países asiáticos.
Al mismo tiempo, existe la posibilidad de que estos aranceles incrementen los costos de ciertos vehículos para los consumidores mexicanos, aunque el gobierno asegura que la prioridad es proteger la producción nacional y fomentar la inversión en el sector automotriz local.
Esta decisión se enmarca en un contexto de proteccionismo comercial creciente en la región, donde México busca consolidar su relación estratégica con Estados Unidos mientras fortalece la industria interna y mantiene abiertas sus relaciones comerciales con otras naciones, especialmente de Asia.