Washington DC, la capital de Estados Unidos, posee un estatus administrativo y legal singular que la diferencia de los 50 estados de la Unión. No forma parte de ningún estado, carece de senadores y su delegado en la Cámara de Representantes no puede votar en el pleno, lo que limita la representación de sus más de 700,000 residentes en el Congreso.
Esta estructura, definida en la Constitución de 1787 para mantener un distrito federal neutral, ha permitido que el presidente Donald Trump asumiera recientemente el control de la seguridad en la ciudad. Bajo su orden, la Guardia Nacional y la policía local fueron puestos temporalmente bajo mando federal, argumentando un aumento en la delincuencia, medida que fue criticada por la alcaldesa Muriel Bowser como “inquietante y sin precedentes”.
El estatus especial de Washington DC es comparable al de Puerto Rico: ambos territorios tienen voz pero no voto en el Congreso, aunque a diferencia de la isla caribeña, los habitantes de la capital estadounidense sí participan en elecciones presidenciales.
Desde 1973, la ciudad cuenta con un alcalde y un Concejo Legislativo propios, aunque sus leyes y presupuestos deben pasar por revisión del Congreso. Esta limitación legal ha reforzado el movimiento por la estadidad, que busca convertir a Washington DC en el estado número 51 para garantizar igualdad de derechos y autonomía frente a intervenciones federales unilaterales.
Expertos señalan que, mientras ciudades dentro de estados dependen de autoridades locales y sus gobernadores para desplegar la Guardia Nacional, en Washington DC el presidente tiene control directo, lo que facilita acciones como la reciente federalización de la policía y el despliegue de 800 efectivos de la Guardia Nacional junto a agentes federales.
Históricamente, intentos de convertir a la capital en un estado han fracasado, principalmente por la resistencia política del Partido Republicano, ya que la ciudad es un bastión demócrata. La situación actual ha reavivado el debate sobre la igualdad de derechos de los residentes y la necesidad de revisar el estatus legal de Washington DC. (BBC)