Por: José F Martínez.

San Pedro Sula, Cortés.

En las calles de nuestras ciudades, las reglas de movilidad aún parecen no estar completamente definidas. Las urbes se transforman en entes que responden a necesidades macro con soluciones enfocadas en objetivos micro. Este enfoque fragmentado refleja una falta de planificación integral y afecta directamente nuestra percepción cultural e identidad colectiva al desplazarnos por el territorio que habitamos.

Las rutas urbanas, estrechas y desatendidas, junto con soluciones que favorecen únicamente a grupos particulares, conducen a un crecimiento urbano desordenado. Este desarrollo, caracterizado por la urgencia en lugar de la planificación, limita el potencial de nuestras ciudades para convertirse en espacios más eficientes e inclusivos.

Somos un país diverso, lleno de colores y riqueza cultural. Sin embargo, nuestras principales ciudades crecen cada vez más y están dominadas por el concreto, lo que plantea un reto crucial: adaptarse a la verticalidad, como en el caso de Tegucigalpa, sin perder de vista la necesidad de una movilidad eficiente que priorice lo colectivo.

Actualmente, la dependencia del vehículo privado se justifica por los problemas de seguridad que se viven en el país y revela la carencia de sistemas de transporte público confiables que integren las necesidades ambientales y colectivas.

Factores que frenan la movilidad urbana

La falta de proyectos viales que aborden de manera integral las necesidades colectivas en las ciudades más grandes de Honduras genera condiciones desiguales en cuanto a capacidad de organización y modernización. Esto impide que funcionen como nodos eficientes dentro de una red nacional de movilidad.

Las normativas de transporte urbano en nuestras ciudades no siempre están alineadas con las tendencias globales de sostenibilidad y colectividad. El diseño urbano sigue priorizando el vehículo privado sobre medios de transporte más inclusivos, como autobuses eléctricos, trenes ligeros o bicicletas.

Por otra parte, la ausencia de planificación para el transporte colectivo y la insuficiente inversión en infraestructura y gestión limitan la capacidad de los sistemas existentes para ofrecer un servicio accesible y eficiente. Esto a su vez, fomenta la dependencia de medios privados de transporte.

La movilidad como herramienta de desarrollo local

Una movilidad eficiente no solo conecta puntos en un mapa; también potencia el desarrollo económico, social y cultural de las regiones. Honduras necesita un modelo de transporte que valore y fomente el turismo interno de sus habitantes.

Los proyectos de infraestructura vial que conecten regiones de manera efectiva, junto con terminales de transporte modernas y bien equipadas, así como políticas que prioricen el transporte colectivo y sostenible, son pasos esenciales para alcanzar este objetivo. Además, es crucial educar a la población sobre la importancia de adoptar una movilidad más consciente y colectiva.

En un país como Honduras, que tiene un gran potencial, la falta de conexiones eficientes es una barrera para el desarrollo. Superarla requiere una visión que integre planificación urbana, transporte sostenible y una política nacional de movilidad que conecte nuestras ciudades y regiones, permitiéndonos avanzar hacia un futuro más conectado, equitativo y respetuoso con el medio ambiente.

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