La canciller de Colombia, Laura Sarabia, presentó su renuncia irrevocable este jueves, aludiendo a profundas diferencias con el presidente Gustavo Petro. La dimisión, confirmada a través de una carta pública, se produce en medio de una crisis en el Ejecutivo, donde ya han rotado más de 50 ministros en tres años.
Aunque no especificó detalles, Sarabia indicó que no comparte decisiones tomadas en los últimos días y que ya no puede continuar respaldando el rumbo del gobierno.
“No se trata de diferencias menores ni de quién tiene la razón. Se trata de un rumbo que ya no me es posible ejecutar”, escribió.
Sarabia, de 30 años, fue una figura clave en la campaña de Petro en 2022 y ha ocupado cargos estratégicos en su administración, como jefa de gabinete y directora del Departamento Administrativo de la Presidencia. Asumió la Cancillería tras la salida de Álvaro Leyva, destituido en medio de una controversia por la licitación de pasaportes, la misma que ahora habría precipitado la salida de su sucesora.
Además del manejo contractual, las tensiones aumentaron con el ingreso al gabinete del actual ministro del Interior, Armando Benedetti, a quien Sarabia había denunciado penalmente por supuesto hostigamiento.
“Me retiro con la tranquilidad de haber entregado lo mejor de mí”, concluyó en su carta, en la que también expresó su disposición al diálogo futuro. Su renuncia se convierte en un nuevo golpe para la estabilidad del gabinete de Petro, ya desgastado por divisiones internas y constantes reacomodos.
Con su salida, el gobierno de Petro pierde a una de sus figuras más estratégicas, en un momento en que la gestión enfrenta múltiples desafíos tanto en el plano interno como internacional. La renuncia de Sarabia no solo evidencia las tensiones acumuladas en la cúpula del poder, sino que también plantea interrogantes sobre el rumbo y la gobernabilidad de la administración en la recta final del mandato.
