La tensión social y política se ha intensificado en California tras el despliegue de tropas de la Guardia Nacional en Los Ángeles, ordenado por el expresidente Donald Trump. La medida, destinada oficialmente a contener las crecientes protestas contra las redadas de inmigración, ha provocado una escalada en los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden.
La presencia militar, lejos de apaciguar los ánimos, desató una serie de enfrentamientos violentos este pasado domingo, en medio de una ola de indignación por lo que grupos defensores de derechos humanos califican como “acciones represivas” contra comunidades inmigrantes.
En respuesta, el gobernador de California, Gavin Newsom, anunció que su administración tomará acciones legales contra el gobierno federal por lo que considera un “uso indebido de la fuerza” y una “violación de la soberanía estatal”.
“California no será intimidada”, afirmó Newsom en una rueda de prensa reciente, en la que reiteró que lucharán “con todos los recursos legales disponibles para proteger a nuestras comunidades y detener esta intervención inconstitucional”.
El gobernador también respondió enfáticamente a las amenazas de arresto emitidas por funcionarios de la administración Trump, calificándolas como “intentos autoritarios de silenciar la disidencia”. En ese sentido, detalló que supervisa personalmente la situación en Los Ángeles y reiteró su compromiso con la defensa de los derechos de los inmigrantes y el respeto al estado de derecho.