La orden del presidente Donald Trump de desplegar tropas federales en California para apoyar las redadas migratorias ha desencadenado una ola de protestas que se extiende por todo Estados Unidos, intensificando la crisis política y social en el país. Lo que comenzó como manifestaciones pacíficas en Los Ángeles se ha convertido en un movimiento masivo que ha generado tensiones en múltiples estados.
Las protestas iniciaron hace una semana en Los Ángeles, con marchas que reunieron a más de 1,000 personas y que se mantuvieron durante seis días consecutivos. Aunque la mayoría han sido pacíficas, algunos episodios aislados de violencia han marcado la movilización, como la quema de taxis autónomos y enfrentamientos con la policía.
Este descontento se ha replicado en ciudades como Seattle, donde manifestantes encendieron una gran hoguera en plena calle y fueron dispersados tras una advertencia verbal, con varios arrestos.
En Spokane, estado de Washington, se declaró toque de queda luego de que una protesta derivara en disturbios y más de 30 arrestos. Las manifestaciones también han alcanzado Las Vegas y Manhattan, donde la tensión se ha mantenido alta y las autoridades han ordenado la disolución de concentraciones.
La escalada de movilizaciones tiene como marco el rechazo abierto del gobernador de California, Gavin Newsom, quien calificó el despliegue militar como una “militarización sin precedentes” y ha iniciado acciones legales para impedir que las tropas federales participen en detenciones junto a agentes de inmigración.
Los organizadores han convocado para este sábado un “Día Sin Reyes”, jornada que busca protestar contra lo que consideran un autoritarismo presidencial, comparando la gestión de Trump con la de un monarca.
Este evento coincide con el desfile militar organizado por el presidente en Washington para celebrar el 250.º aniversario del ejército estadounidense y su propio cumpleaños número 79, un acto que se anticipa como un punto de confrontación, pues Trump advirtió que cualquier protesta será enfrentada con “gran fuerza”.
La situación mantiene al país en un clima de alta tensión, con crecientes llamados a la calma, mientras se prevé que las manifestaciones se mantengan en los próximos días, reflejando el profundo malestar social frente a las políticas migratorias y el uso del poder militar en territorios civiles.