A siete meses del asesinato del ambientalista y regidor municipal Juan López, el sacerdote jesuita Ismael Moreno, conocido por su labor en defensa de los derechos humanos, renovó su llamado al Estado de Honduras para que informe sobre los avances en la investigación del crimen. El padre Moreno, también conocido como “Padre Melo”, hizo pública su exigencia a través de sus redes sociales, dejando en evidencia la falta de respuestas por parte de las autoridades competentes.
“¿Alguien del Estado puede informar del estado actual de la investigación sobre los hechores materiales e intelectuales?”, cuestionó el sacerdote, haciendo eco de la indignación que persiste entre familiares, amigos y organizaciones sociales que han acompañado el proceso de denuncia. La falta de resultados en el caso ha generado creciente preocupación sobre la impunidad que rodea a los crímenes contra defensores del medio ambiente en Honduras.
Juan López fue asesinado el 14 de septiembre de 2024, momentos después de haber salido de una iglesia en el municipio de Tocoa, departamento de Colón. Su compromiso con la defensa del territorio, su trabajo como regidor municipal y su servicio como delegado de la palabra de Dios en su comunidad lo convirtieron en una figura profundamente respetada, tanto a nivel local como nacional. Era reconocido por su valentía al alzar la voz contra proyectos extractivos que, según denunciaba, atentaban contra la vida y el bienestar de las comunidades rurales.
Desde el día del crimen, el padre Moreno ha sostenido una postura firme de denuncia, insistiendo en la necesidad de que se haga justicia. Su reclamo no se limita a castigar a quienes ejecutaron el asesinato, sino también a quienes lo planearon y financiaron. Ha advertido que mientras no se persiga a los autores intelectuales, los crímenes contra líderes comunitarios continuarán repitiéndose en un contexto de impunidad.
El asesinato de Juan López no es un hecho aislado. Se enmarca en un patrón alarmante de violencia contra defensores del medio ambiente y líderes sociales en Honduras, donde múltiples casos similares han quedado sin esclarecer. Organismos nacionales e internacionales han reiterado la urgencia de que el Estado asuma su responsabilidad en la protección de estos líderes, y garantice investigaciones eficaces e imparciales.
A medida que pasan los meses sin avances visibles, crecen las exigencias de justicia y verdad. El llamado del padre Ismael Moreno no solo busca respuestas, sino también evitar que este crimen, como tantos otros, quede en el olvido.