Por: Edgardo Mejía
Cada 30 de julio se conmemora el Día Internacional contra la Trata de Personas, una fecha impulsada por las Naciones Unidas para visibilizar y combatir uno de los delitos más graves y persistentes del crimen organizado transnacional.
En el marco de esta conmemoración, Honduras se sumó a los esfuerzos regionales con la realización del Foro contra la Trata de Personas, bajo el lema “Sin trato con la trata”. El evento se desarrolló el 29 de julio y reunió a representantes de instituciones nacionales e internacionales comprometidas con la prevención, la persecución del delito y la atención a las víctimas.
El foro fue liderado por la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas (UNODC) y la Escuela de Investigación Criminal de la Policía Nacional de Honduras, con el apoyo del Ministerio Público, Interpol y una gama de ponentes internacionales especializados en seguridad, derechos humanos y justicia.
Prevención desde la conciencia y la educación
Durante el evento, las autoridades y organizaciones participantes compartieron una serie de recomendaciones clave para prevenir caer en redes de trata de personas:
- Educar e informar a niños, adolescentes y adultos sobre qué es la trata y cuáles son sus señales de alerta.
- Supervisar el uso de redes sociales e internet, especialmente en menores, ya que muchas víctimas son captadas mediante engaños en línea.
- Desconfiar de ofertas laborales, educativas o de viaje que parezcan demasiado buenas para ser ciertas, sobre todo si provienen de personas o empresas desconocidas.
- No entregar documentos personales (pasaporte, cédula, partida de nacimiento) a terceros sin un motivo legal y verificable.
- Fomentar la comunicación familiar, para que los jóvenes puedan expresar dudas o compartir propuestas sospechosas que reciban.
Un compromiso conjunto
La trata de personas es un delito que trasciende fronteras y que requiere un enfoque integral y multisectorial, en el que participen activamente el Estado, la sociedad civil, los medios de comunicación y la comunidad internacional. Solo a través de la prevención, la educación y la cooperación es posible erradicar este flagelo que atenta contra la dignidad y los derechos humanos.