Por: Héctor Soto
Los sentimientos que generan las elecciones en Honduras cambiaron dramáticamente después del Golpe de Estado de 2009, por eso, ahora las elecciones están marcadas por una permanente sensación de miedo y desconfianza.
Y las elecciones de 2025 no escapan a esta lógica fatalista, hay muchas voces que amplifican ese sentimiento de desconfianza, argumentando que se hará fraude con el voto en el extranjero, que más de 5,000 centros de votación no tienen internet ni energía eléctrica, que el TREP se le adjudicó a la cuestionada empresa Smartmatic, que las misiones internacionales de observación no fueron aprobadas, que el cronograma electoral no se cumplirá y que el día de las elecciones será un caos democrático.
La pregunta es directa: ¿Habrá elecciones en Honduras?, y la respuesta también: Sí, el 30 de noviembre habrá elecciones. En 2009, tras un Golpe de Estado y ausencia democrática hubo elecciones; hoy, en un contexto democrático y con instituciones funcionando, las elecciones están garantizadas.
El CNE ya resolvió los elementos técnico-logísticos más complejos y esenciales, aprobó por unanimidad el flujo de información del TREP (Comunicado 028-2025), adjudicó por unanimidad el TREP a la empresa ASD (Comunicado 029-2025) incluso, las Fuerzas Armadas han asumido una gestión anticipatoria, y presentaron a la comunidad internacional el proceso logístico para el traslado de material electoral, y por eso se debe avanzar con los 78 hitos pendientes del cronograma electoral, entre ellos la contratación de la conectividad a internet de casi 1,700 centros de votación que contienen el 13% del censo electoral.
A nivel político, el CNE recuperó su capacidad funcional, y las elecciones avanzan en un permanente escenario de tensión y polarización sin que ello se materialice en obstrucción y capacidad de frenar las elecciones, además el CNE, TJE, RNP y Unidad de Política Limpia son instituciones ya instaladas y con reglas vigentes desde el 2019, sin vacíos institucionales relevantes y con un marco legal estable, aunque en el caso del TJE y la Unidad de Política Limpia con problemas de desembolso de su presupuesto.
Es cierto que el país está políticamente polarizado, pero los electores hondureños no tienen barreras razonables que les impidan participar electoralmente, el censo hondureño fue depurado antes de las elecciones de 2021, el voto en el extranjero históricamente ha sido marginal y nunca ha superado los 4,600 votos válidos, además, el censo definitivo de 6.3 millones de electores se terminará de actualizar el 30 de septiembre.
A la fecha, se aprobó el reglamento de observación electoral (Comunicado 030-2025) y se acreditó 29 organizaciones nacionales e internacionales como veedoras (Comunicado 031-2025); También, se invitó a la OEA, Unión Europea, UNIORE, IDEA Internacional y Centro Carter y, hasta la fecha no se ha emitido un comunicado oficial de gobierno alguno cuestionando o deslegitimando las elecciones del 30 de noviembre.
Honduras es un país al que le gustan las elecciones, y aunque se desarrollen en un contexto polarizado, la mayoría de los hondureños esperan las elecciones del 30 de noviembre porque el derecho al voto está interiorizado como una conquista democrática, puede que la abstención de estas elecciones sea más alta que la elección anterior, pero eso no implica ausencia de elecciones.
Es evidente que las campañas de desinformación y las narrativas de cancelación de las elecciones son desafortunadas, pero forman parte de la competencia política, no de la cancelación del proceso electoral.
