Por Edgardo Mejia
Esta semana, miles de familias hondureñas fueron víctimas de un terrible y dañino flagelo, caracterizado por provocar un perjuicio patrimonial mediante el engaño y con ánimo de lucro. El Código Penal de Honduras tipifica la estafa de la siguiente manera:
«Artículo 240. Comete el delito de estafa quien, con nombre supuesto, falsos títulos, influencia o calidad simulada, abuso de confianza, fingiéndose dueño de bienes, créditos, empresas o negociaciones, o valiéndose de cualquier artificio, astucia o engaño, indujere a otro en error, defraudándolo en provecho propio o ajeno».
Basados en los sucesos antes mencionados, nuestro rotativo comparte consejos básicos pero valiosos para prevenir el delito de estafa:
Recomendaciones generales:
- Desconfíe de lo que parece demasiado bueno para ser verdad (ofertas, premios, herencias, etc.)
- No comparta datos personales ni financieros por teléfono, correo o redes si no está 100 % seguro del destinatario.
- Verifique siempre la identidad del interlocutor, sobre todo en situaciones urgentes o emocionales.
En redes sociales y WhatsApp, los sitios favoritos para los estafadores:
- No haga clic en enlaces sospechosos ni descargue archivos de contactos desconocidos.
- Desconfíe de mensajes con errores de ortografía o con solicitudes urgentes y poco creíbles (“Necesito dinero ya”, “Estoy en peligro”, “Un familiar ha sido detenido en un aeropuerto”, etc.)
- Active la verificación en dos pasos en todas sus cuentas.
En compras en línea:
- Compre solo en sitios oficiales o con buena reputación.
- Evite pagar por métodos inseguros o poco rastreables, como transferencias directas a desconocidos o pagos con criptomonedas.
- Revise los comentarios y valoraciones del producto o vendedor antes de realizar una compra.
En temas financieros:
- Recuerde que los bancos nunca solicitan contraseñas ni códigos de verificación (tokens) por mensaje o llamada.
- Verifique cualquier llamada de “soporte técnico” o “banco” colgando y llamando usted mismo directamente a un número oficial.
Es responsabilidad de cada uno de nosotros evitar caer en estafas y contribuir a detener este flagelo que afecta el patrimonio de muchas familias hondureñas.