Con casi seis millones de hondureños habilitados para votar en las elecciones primarias e internas, la maratón electoral arranca oficialmente este año y el próximo 9 de marzo tendrá su primera parada. De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral (CNE), unos 450 mil jóvenes tendrán la oportunidad de participar por primera vez en estos comicios.
Aunque normalmente, en las elecciones primarias vota el 40% del padrón habilitado (unos 2,3 millones de electores), de este sufragio saldrán las papeletas finales de los tres principales partidos políticos del país. Es decir, este domingo se elegirá a los candidatos que en noviembre tendrán las mayores oportunidades para asumir las funciones del Estado.
Entre el Partido Libertad y Refundación (Libre), el Partido Nacional y el Partido Liberal, son quince las corrientes políticas que participarán en las elecciones primarias e internas, sumando más de treinta mil aspirantes que competirán en esta primera instancia.
Debido a su importancia, es necesario que, el votante tenga, al menos, una serie de criterios a la mano antes de decidir su voto, un breve manual para elegir responsablemente a las personas que manejarán sus impuestos y que decidirán las políticas que nos afectan o benefician a todos.
A manera de decálogo, compartimos los siguientes criterios que pueden ser considerados antes de votar. Evidentemente, no son los únicos.
Primero, si usted como votante está siendo obligado o chantajeado para votar por cierta organización política, a cambio de un trabajo o de un beneficio personal, desconfíe inmediatamente de ese partido que intenta negociar su voto. Esta práctica común no refleja más que clientelismo político y la compra de su decisión.
Segundo, si los militantes de los partidos le indican cómo y por quién votar, reconozca que su determinación ciudadana está siendo violentada por terceros, quienes lo consideran incapaz de elegir de acuerdo con su propio raciocinio.
Tercero, al menos tenga curiosidad sobre el historial personal de los precandidatos. Recabe la mayor cantidad posible de información sobre esas personas, para conocer más sobre sus trayectorias profesionales, sobre sus posturas éticas, sobre sus antiguos trabajos, sobre sus actuaciones como ciudadanos; conozca sus círculos sociales y económicos, es decir, sus recorridos en ámbitos no solo referentes a la política.
Cuarto, investigue sobre la trayectoria política de los candidatos. Serán pocos las personas que aparecerán en su papeleta, que anteriormente no han ocupado algún cargo público, por mínimo que sea. Identifique cuál fue su desempeño en ese puesto, si ejecutó bien el presupuesto público, si tomó decisiones para el bien común, si realmente esa persona conocía los procedimientos del cargo que ocupó, si fue señalado o acusado por algún posible delito al ocupar esos puestos.
Quinto, conozca si más allá de un discurso, el candidato ha formulado de forma participativa, propuestas serias, concretas y razonables. Tenga claro que las promesas no son propuestas de campaña, ni son suficientes para identificar si la persona conoce realmente las necesidades de la sociedad. Tampoco las propuestas son una garantía, pero mínimo demuestran que hay una intención.
Sexto, no vote por un candidato que incumplió con sus responsabilidades durante el proceso electoral; sobre todo, si no ha permitido que la Unidad de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización (UFTF) haya tenido acceso al origen del financiamiento de su campaña. Si no es transparente como candidato, no lo será como funcionario.
Séptimo, si el candidato ha sido señalado o acusado por actos ilícitos, o ha defendido o respaldado a otros que fueron mencionados en escándalos de esta índole, desista de votar por esa persona y desconfíe de sus verdaderos intereses.
Octavo, no vote por simple lealtad hacia un partido. Aunque tenga una proximidad con la doctrina de una organización política, o que su familia siempre se haya inclinado por un cierto partido, dese cuenta de que su voto debe de ser racional y que la lealtad se basa en las emociones.
Noveno, en un país aquejado por los altos niveles de corrupción y de narcotráfico, si ese candidato no tiene propuestas concretas a favor de la transparencia y del combate al tráfico de drogas, desconfíe de su candidatura. Recuerde que su vida y su economía corren peligro con funcionarios afines a estos delitos.
Décimo, si considera que, en los últimos años, su vida personal, la de su familia y la de la sociedad en la que vive no ha mejorado su condiciones sociales y económicas, no vote por los candidatos que han promovido las políticas que le impiden a usted y a los demás, disfrutar del cumplimiento de sus derechos humanos. Si un funcionario ha desaprovechado su oportunidad desde el poder para mejorar el nivel de vida de los ciudadanos, no lo hará en un siguiente periodo. Cuatro, ocho o doce años en los cargos públicos son suficientes para al menos, mostrar avances reales.
