La palabra «verdad» es una sentencia que encierra muchas cosas. Es de las pocas cosas en la vida que no son subjetivas: lo que es verdad, es verdad, por mucho que nos duela aceptarlo, incluso si esto trastoca nuestra fe o la confianza y admiración que depositamos en ciertas personas.
Un grupo de periodistas en Boston, Estados Unidos, decidió seguir el rastro de varias denuncias de abuso contra sacerdotes de la Iglesia católica, sin imaginarse el histórico escándalo que esto provocaría.
Es sabido que la película trata un hecho real relacionado con la deplorable actuación de algunos sacerdotes católicos en Boston, en concreto, la pederastia. Este crimen fue descubierto por los competentes periodistas del equipo de investigación Spotlight, que gozaba de una inusual autonomía y libertad dentro de las operaciones del diario The Boston Globe.
Sus investigaciones ocupaban a cuatro de los mejores reporteros del Globe:
Mark Ruffalo como Michael Rezendes,
Rachel McAdams como Sacha Pfeiffer,
Michael Keaton como Walter «Robby» Robinson,
Brian d’Arcy James como Matt Carroll.
La investigación
En el caso de la pederastia, los reporteros intuían que las autoridades eclesiásticas probablemente no hablarían con ellos, por lo que centraron su trabajo en la búsqueda de víctimas. Pensaron también que, si había víctimas de abusos sexuales, posiblemente habría abogados que las representaran, y así fue. Trabajaron con el teléfono (estamos hablando del comienzo de este milenio, cuando las redes sociales no existían o no tenían la fluidez que vemos ahora), hurgando en la oscuridad, como decía uno de los periodistas.
De esta manera, gracias a los testimonios—no siempre fiables, a veces débiles o incluso controvertidos—, realizaron un minucioso trabajo de documentación, recopilación de pruebas, entrevistas y análisis que terminó sacando a la luz una terrible verdad: la Arquidiócesis de Boston había encubierto sistemáticamente a sacerdotes pedófilos. Esto culminó con la renuncia del cardenal Law al arzobispado de la ciudad.
Lógicamente, tanto por la naturaleza del tema como por el tiempo que tomó encontrar los primeros indicios, enfrentaron muchas dificultades. Algunas víctimas sentían vergüenza y no querían hablar; los abogados que las representaban tenían distintas motivaciones—algunas económicas—para no dar visibilidad al asunto. Todo esto evidenciaba la corrupción dentro de la Iglesia católica en Boston.
El desafío de la investigación no solo consistió en demostrar que la Arquidiócesis sabía de los sacerdotes abusadores en sus filas, sino en exponer cómo se habían encubierto estos crímenes con la complicidad de las altas esferas de la Iglesia y de otros estamentos gubernamentales. Gracias a este trabajo periodístico, en 2003 The Boston Globe ganó el Premio Pulitzer al Servicio Público.
El verdadero poder del periodismo
El filme refleja magistralmente todos estos aspectos, logrando un ritmo palpitante que involucra al espectador en cada situación que enfrenta el equipo de investigación. Muestra cómo estos periodistas, a veces, se sienten perdidos y dudan de hasta dónde pueden llegar. Sin embargo, la película exalta valores esenciales del periodismo: la honestidad, la rigurosidad en la investigación, la importancia de las fuentes y el compromiso con la verdad.
El director Tom McCarthy, conocido por títulos como The Station Agent, The Visitor y Win Win, creció en un ambiente católico, lo que lo llevó a abordar la historia con respeto. No busca hacer una crítica destructiva, sino mostrar su perplejidad ante cómo un sistema pudo fallar de tal manera. McCarthy deja claro que no se trató solamente de individuos corruptos, sino de un encubrimiento sistemático con la intención de «proteger» a la Iglesia, incluso con la colaboración de algunos medios de comunicación.
Si hay algo que se le puede criticar a Spotlight, es que pertenece al tipo de cine contemplativo, lo que puede hacer que algunos espectadores la perciban como pausada. Sin embargo, es un viaje inmersivo junto a los protagonistas: si logras conectar con la historia, sentirás el mismo nivel de indignación a medida que la verdad se va revelando.
Más que una película, Spotlight es una carta de amor al periodismo y un recordatorio de la verdadera labor de un periodista: comprometerse con la verdad, por dura que esta sea.
