El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió este lunes en la Casa Blanca al mandatario de El Salvador, Nayib Bukele, en una reunión calificada como histórica por ambos gobiernos. El encuentro se dio en el marco de una intensificación de la cooperación bilateral en temas de seguridad, migración y lucha contra el crimen organizado.
Durante la reunión, Trump agradeció a Bukele por el papel clave que ha asumido El Salvador en la política migratoria estadounidense, especialmente al aceptar la deportación de migrantes acusados de terrorismo y permitir el uso de una prisión de máxima seguridad en su país para recluir a personas consideradas de alto riesgo.
“Estados Unidos tiene un problema con el crimen y el terrorismo, y nosotros queremos ayudar”, expresó Bukele en el Despacho Oval, reafirmando su compromiso con la estrategia estadounidense.
El presidente salvadoreño también confirmó que no liberará al migrante Kilmar Ábrego García, acusado por Estados Unidos de vínculos con organizaciones criminales, a pesar de existir una orden judicial que prohibía su deportación.
“Por supuesto que no voy a hacerlo. ¿Cómo voy a enviar a un terrorista a Estados Unidos?”, declaró Bukele, quien añadió que El Salvador no libera a personas consideradas peligrosas.
Ábrego García fue uno de los 261 migrantes deportados el pasado 15 de marzo bajo la aplicación de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, invocada por la Administración Trump para la expulsión expedita de 238 venezolanos y 23 salvadoreños. Según la fiscal general Pam Bondi, quien también participó en la reunión, Ábrego vivía en EE. UU. desde 2019 de manera ilegal y, aunque no contaba con antecedentes penales, fue identificado como presunto integrante de una estructura criminal transnacional.
Tren de Aragua en la mira
Trump también justificó las recientes deportaciones argumentando que el grupo criminal Tren de Aragua “está invadiendo territorio estadounidense”. Esta afirmación ha sido cuestionada por expertos en seguridad, quienes señalan que si bien existe presencia de esta banda en EE. UU., no se trata de una amenaza del nivel de una invasión y que el uso de la ley de 1798 es altamente controvertido.