En una reñida y maratónica votación, el presidente Donald Trump obtuvo este martes una victoria clave con la aprobación en el Senado de su ambicioso proyecto de ley presupuestaria, una iniciativa que combina grandes recortes fiscales, fuertes inversiones en seguridad fronteriza y profundas reducciones a programas sociales.
La votación, que reflejó la fuerte división tanto dentro del Congreso como en el propio Partido Republicano, terminó empatada 50-50, lo que obligó al vicepresidente JD Vance a emitir el voto de desempate, tal como lo establece la Constitución. El margen tan estrecho evidenció el alto nivel de controversia de una ley que ha sido calificada como “una de las más costosas en generaciones” y que ahora debe regresar a la Cámara de Representantes para su revisión.
Apodada por el propio Trump como la “ley hermosa y grande”, la normativa pretende extender los recortes fiscales masivos aprobados durante su primer mandato, eximir de impuestos las propinas, e incrementar significativamente los fondos para defensa y control migratorio. Todo ello tendría un costo fiscal estimado en más de 3 billones de dólares durante la próxima década, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), cifra que podría ser aún mayor si se consideran los pagos por intereses y la probable renovación de medidas temporales.
Además de sus implicaciones fiscales, el proyecto contempla fuertes recortes en programas sociales como Medicaid, que brinda cobertura médica a personas de bajos ingresos, y SNAP, la principal ayuda alimentaria federal. También se propone desmantelar incentivos fiscales para energías renovables establecidos bajo la administración de Joe Biden, lo que ha generado críticas tanto en sectores progresistas como entre algunos republicanos moderados.
“Estamos viendo una acumulación de deuda sin precedentes, sin un plan realista para contenerla”, advirtió Jessica Riedl, del Instituto Manhattan. A su vez, Kent Smetters, economista de la Universidad de Pensilvania, expresó preocupación por las señales que esta ley envía a los mercados: “El precedente institucional que se está sentando es francamente alarmante”.
Pese a las críticas, Trump espera promulgar la ley este 4 de julio, en una fecha simbólica para reforzar su narrativa de “restauración del poder económico estadounidense”. Sin embargo, su objetivo enfrenta obstáculos en la Cámara Baja, donde demócratas y un grupo creciente de republicanos se oponen a los recortes sociales y al impacto a largo plazo sobre la deuda.
La aprobación de esta ley marcaría un punto de inflexión fiscal para EE. UU., en un momento en que la deuda ya se encuentra en niveles históricamente altos. La Oficina Presupuestaria prevé que, incluso sin esta legislación, la deuda federal superará el tamaño de la economía en las próximas décadas. Con los recortes fiscales prolongados, ese desequilibrio podría duplicarse.
A medida que crecen las preocupaciones por la sostenibilidad fiscal, también se complica el panorama para futuros acuerdos sobre temas urgentes como la reforma del Seguro Social, cuyo fondo fiduciario se agotará en 2033. Con menos ingresos tributarios y mayor carga de deuda, las soluciones se vuelven más complejas y políticamente costosas.
Mientras Trump celebra la votación en el Senado como un hito de su segundo mandato, los expertos advierten que sus consecuencias podrían sentirse por generaciones.