Diversos sectores en el país coinciden en que la crisis electoral en Honduras se agudiza debido a la obstrucción sistemática que el partido Libre, a través del consejero Marlon Ochoa y sus militantes, ejerce contra el Consejo Nacional Electoral (CNE), poniendo en peligro el cronograma y la transparencia del proceso electoral previsto para el 30 de noviembre.
La cronología de los hechos data del 7 de julio, tras el bloqueo por parte de la militancia de Libre al ingreso para la recepción de ofertas del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), una herramienta clave para la transparencia de los comicios.
Posteriormente, se registró un violento incidente en el Congreso Nacional, donde los mismos colectivos de Libre, en alianza con autoridades legislativas, interrumpieron de manera agresiva la comparecencia de los consejeros del CNE. Este hecho reflejó la tensión política que atraviesa el país. En ese momento, Cossette López, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), denunció que Libre ha utilizado su militancia para bloquear físicamente las instalaciones del órgano electoral y para presionar en contra de las sesiones del pleno.
La disputa principal gira en torno al sistema TREP, cuya reglamentación debe ser aprobada con seis meses de anticipación, según el artículo 279 de la Ley Electoral. No obstante, la oposición sostiene que Libre ha impulsado cambios tardíos que incumplen este requisito y ponen en riesgo la legalidad y legitimidad del proceso, evocando incluso prácticas fraudulentas de elecciones pasadas.
Eventualmente, el pleno del CNE realizó diversas convocatorias para destrabar el proceso; sin embargo, el consejero Marlon Ochoa, ni sus suplentes, se presentaron a las mismas, alegando ilegalidades en los procedimientos por parte del pleno.
“Le hablo con firmeza al pueblo hondureño: las elecciones del 30 de noviembre están en grave riesgo. ¿Cuántas señales más necesitamos para abrir los ojos?”, enfatizó López en su momento.
La crisis se agravó cuando la consejera propietaria por el Partido Liberal, Ana Paola Hall, anunció que declinaba al cargo, un hecho que profundizó las divisiones internas y generó un vacío en el organismo electoral, dificultando aún más la realización de elecciones limpias y transparentes.
Los daños colaterales se extendieron al Partido Liberal, donde hubo reacciones del alcalde de San Pedro Sula, Roberto Contreras, presidente del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal (CCEPL), quien aseguró en un video que Hall ya no representa a la dirigencia ni a la bancada liberal, y exigió que formalizara su renuncia enviándola al CCEPL. Contreras incluso fue más allá al declarar que advirtió al candidato presidencial Salvador Nasralla que, si volvía a respaldar a Hall, debía “olvidarse de su candidatura y dedicarse a su familia”.
Para este lunes se esperaba una respuesta definitiva de Hall. En ese sentido, Nasralla, presidenciable por el Partido Liberal, anunció en un comunicado que, tras varias conversaciones sostenidas en privado, Hall decidió formalizar su salida del cargo, pero esta solo será efectiva cuando se elija a un nuevo consejero propietario propuesto por el Partido Liberal y con su respaldo como aspirante presidencial.
El Centro de Estudios para la Democracia (CESPAD) advirtió que este conflicto interno no solo es técnico, sino estructural, y representa una amenaza grave para la democracia hondureña. La ausencia de consenso sobre el TREP y la manipulación política dentro del CNE generan desconfianza, un potencial aumento de impugnaciones y debilitan la credibilidad ciudadana en los resultados electorales.